Pienso, luego existo; y me respondió el objetual: Los objetos existen, luego piensan. Y para redundar en lo dicho empujé al suelo el jarrón utilizado de pretexto hasta entonces: Y sufren — añadí — en silencio.
Ojala fueran mis letras y tuviera la capacidad de expresar en un poema como Rafael Pérez Estrada hacía. Fue un abogado de Málaga, al que no tuve el placer de conocer por no tener interes en las letras ni en la pintura en mis primeros años de ejercicio. Tenía sin duda, una sensibilidad exquisita y me han contado numerosas anécdotas buenísimas, los compañeros que sí tuvieron la suerte de tratarlo.
Desde pequeña he tenido la impresión de que los objetos sentían.
ResponderEliminarBuen mensaje el que transmiten tus letras.
Un abrazo
Ojala fueran mis letras y tuviera la capacidad de expresar en un poema como Rafael Pérez Estrada hacía. Fue un abogado de Málaga, al que no tuve el placer de conocer por no tener interes en las letras ni en la pintura en mis primeros años de ejercicio. Tenía sin duda, una sensibilidad exquisita y me han contado numerosas anécdotas buenísimas, los compañeros que sí tuvieron la suerte de tratarlo.
ResponderEliminarNo conocía a este poeta, hoy me lo descubres y me alegró saber que era abogado.
ResponderEliminarUn besito muy fuerte niñoooo.