martes, 22 de septiembre de 2009

Daba sustento a un pajarillo…



















Daba sustento a un pajarillo un día
Lucinda, y por los hierros del portillo
fuésele de la jaula el pajarillo
al libre viento en que vivir solía.

Con un suspiro a la ocasión tardía
tendió la mano, y no pudiendo asillo,
dijo (y de las mejillas amarillo
volvió el clavel que entre su nieve ardía):

¿Adónde vas por despreciar el nido,
al peligro de ligas y de balas,
y el dueño huyes que tu pico adora?.

Oyóla el pajarillo enternecido,
y a la antigua prisión volvió las alas,
que tanto puede una mujer que llora.

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