miércoles, 16 de mayo de 2012

COSTUMBRES




Pienso en tener costumbres.
Y en las latas vacías debajo de las aguas,
el hogar de los pulpos.

Los recuerdo de niño,
con las gafas de buzo y las aletas
como de piel de foca.
Muy dentro de una lata comida por la arena,
las patas sonrosadas con ventosas
y ese sentido atroz de propiedad.

Las costumbres se aferran a cafés,
a citas a deshora, a viajes,
como si fueran más que necesarias.
Al tiempo, sus ventosas se hacen fuertes
y su boca tenaza más aguda.

Pienso en ellas y en cómo
variaban en mi vida con tanta diligencia.

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