LA SIESTA |
En un rincón de un patio fresco y ameno,
que alegran y perfuman aves y flores, una niña morena, que tiene amores, duerme, puestas las manos sobre su seno. Sueña, y al grato hechizo de cuanto mira a través de la bruma de lo soñado, se dilata su seno blanco y rosado, y su boca de grana se abre y suspira. Luz del alma ilumina su rostro hermoso: se encienden sus mejillas, tiembla y sonríe, y más con lo que sueña su amor se engríe, y es cada vez su aliento más anheloso... Murmura luego su nombre: nadie contesta... Abre sus ojos negros con mudo espanto, y al ver de sus quimeras roto el espanto volviendo al sueño dice: ¡Bendita siesta! |
jueves, 13 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario