miércoles, 6 de febrero de 2013

Desde lejos


Desde lejos

Quién ver pudiera, cuando el estío acaba,
el camino -la sierpe tan blanca y sonriente-
y, junto a confiada cala,
pámpanos muertos bajo un pino vivo.

Quién ver pudiera el baile en la era
y una sierra morada allá a lo lejos;
con pimiento silvestre tropezarme,
o, por el pedregal, con el romero.

Más vale que dedique mis cuidados
a estos abedules y mortecinas nieblas.
En mis caminos de otro tiempo hallarse puede
a un ángel triste con torcida espada.

Versión de José Corredor-Matheos

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