miércoles, 27 de febrero de 2013

EL HOMBRE DE LAS MARACAS






EL HOMBRE DE LAS MARACAS
A mi buen criterio de niña remito
que no me gustaron nunca los angelitos negros
ni las muñequitas lindas.
Y carecía de total relevancia,
ai las gardenias se morían o no
entre la plata de una pitillera
con iniciales, de un hombre
con fijador y esmoquin,
y la mirada carente de ternura
de una imitadora de la Garbo.

Por lo tanto, Antonio Machin,
estaba reducido al son cubano
de los cucuruchos de maní
y a la camarera aquella.
Seguramente de carne rosa,
que bebía cerveza junto a su corazón
y le servía tragos de ron como si nada

No hay comentarios:

Publicar un comentario