martes, 27 de agosto de 2013

No me digas que te has dejado el coñac
























NO ME DIGAS QUE TE HAS DEJADO EL COÑAC

Nada,
écha mano del coñac.
no me digas que ahora prescindes
y vas
por el mundo a cuerpo.
Montonadas de polvo
tanta conjura oratoria vermicular
lustres eméticos
cólicos
medio seupultos
piadosas autoridades
que descienden
el bien
como besos intáctiles
aguas timoladas
una gota de sangre
y el bestial
estupor
de las señoras.
Ayes diestramente bajo la m molecular
de las familias
la buena fe
de los poderes
salud interior-glucosas
e ínclitas
diabetes seculares
pueblos cegados y la muerte demorada
ser hombre con el aburrimiento de un liceo
envilecer un escote millonario
y el presidio-amor.
jardines untándose de rosas
membranas humanas
de obcecación
el heroísmo vano
la ignorancia congestionándose
hombres con el ropero y el corazón oficial,
pasado mañana
un mes
sobrevivir
la caries
la decencia
el matrimonio
las ocho y treintaiocho
febrero
los martes
la impotencia
¡no me digas que te has dejado el coñac!

Vicente Verdú, Poleo Menta

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