lunes, 6 de enero de 2014

A Italia




¡Italia, Italia! ¡Oh tú a quién dio la suerte
el don fatal de la beldad y en ésta
de mil males y vil dote funesta!
¡Oh! ¡menos bella fueras o más fuerte!


Así o lograras invencible hacerte
o no tentaras con tu luz modesta
la codicia de aquel que te detesta
fingiendo amarte; y que te reta a muerte.


¡No viera los Alpes entonces mil torrentes
de armados galos derramar do quiera
y que tu noble sangre el Po colora!


Ni por el brazo de extranjeras gentes
inútilmente combatir, te viera,
para servir, vencida o vencedora.

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