viernes, 21 de febrero de 2014

SE vino abajo







SE vino abajo
el techo,
la música, los sueños,
sus nevadas lagunas.
De pronto, cuando nadie lo esperaba
se vino abajo toda la argamasa,
y abajo la censura,
y el puñal asesino de la idea,
su trazo envenenado,
y el sesudo incapaz,
el retorcido
prohombre,
su nefasta necedad.
Se vino abajo el techo.
El peso de la luz
hizo posible la infame negación
del ignorante.
Se vino abajo el techo
con todas sus mentiras.
El luto programado de la muerte
clavó el puñal
del miedo
en la nómina negra
del censor.
De Hago mía la luz, 1977

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