viernes, 6 de junio de 2014

Los 300 escalones






Papá, perdimos tantas cosas 
además de la infancia y los trescientos escalones que tú pintaste 
nunca he sabido si para decirnos que había que subirlos o bajarlos. 
Y ahora pienso, desde tu mano que me ayudaba a recorrerlos, 
que tal vez me dijiste entonces 
que había que subirlos y bajarlos 
y para eso los pintaste 
y para eso pasaste días enteros 
pintando una escalera interminable, 
una hermosa escalera rodeada de árboles y árboles 
llena de luz y amor, 
una escalera para mí, 
una escalera para que pudiera subir, 
vivir, 
y una escalera para descender, 
callar, 
y sentarme a tu lado como entonces

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