jueves, 4 de septiembre de 2014

A LA ORILLA DEL ARROYO IV





IV 

Fuime por aquellos valles,
fuíme por aquellas vegas;
mas…¡mi corazón estaba
muriéndose de tristeza,
que odiosas me eran las flores
y odiosas las fuentes me eran.
Torné junto el arroyuelo
donde a la doncella viera….
El arroyo encontré al punto,
¡mas no encontré la doncella!
Pasaron días y días,
y hasta semanas enteras,
y yo no paso ninguna
sin que al arroyo no vuelva;
pero ¡ay!, que la pastorcica
mis ojos allí no encuentran,
lavándose las sus manos,
peinándose las sus trenzas.

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