martes, 3 de marzo de 2015

ARS VIVIENDI






ARS VIVIENDI


Presentes sucesiones de difuntos
QUEVEDO


Pasa el tiempo y suspiro porque paso, 
aunque yo quede en mí, que sabe y cuenta, 
y no con el reloj, su marcha lenta 
—nunca es la mía— bajo el cielo raso. 


Calculo, sé, suspiro —no soy caso 
de excepción— y a esta altura, los setenta, 
mi afán del día no se desalienta, 
a pesar de ser frágil lo que amaso.


Ay, Dios mío, me sé mortal de veras. 
Pero mortalidad no es el instante 
que al fin me privará de mi corriente. 


Estas horas no son las postrimeras, 
y mientras haya vida por delante, 
serás mis sucesiones de viviente.


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