Para librarme de lo imprevisto
cuando mi estancia se queda sola,
guardo en mis ropas un Santo Cristo,
un Santo Cristo y una pistola.
Si quien me acecha, siendo un malvado,
también es hombre de religión,
valdrale el Cristo crucificado,
si no, el revólver de doble acción.
Yo soy un alma que el miedo asedia,
mas ¡guay del hombre que me maltrata!
como los frailes de la Edad Media,
la propia mano bendice o mata.
Y por librarme de lo imprevisto
cuando mi estancia se queda sola,
guardo en mis ropas un Santo Cristo,
un Santo Cristo y una pistola.
Amado Nervo
Del libro “El éxodo y las flores del camino”.
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sábado, 12 de marzo de 2016
Alma de Italia
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