sábado, 2 de abril de 2016

Ruiseñores de nuevo



Ruiseñores de nuevo

En el gran cielo de la poesía,
mejor dicho
en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos
astros
dioses
mortales
está cantando el ruiseñor de Keats
siempre
pasa Rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva de San Juan
a la Teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamorado Francisco de Quevedo y Villegas
el dulce Garcilaso arde en los infiernos de John Donne
de César Vallejo caen caminos para que los pies de la poesía caminen
pies que pisan callados como un burrito andino
Baudelaire baja un albatros de su reino celeste
con el frac del albatros Mallarmé va a la fiesta de la nada posible
suena el violín de Verlaine en la fiesta de la nada posible
recuerda que la sangre es posible en medio de la nada
que Girondo liublimará perrinunca lamora
y girarán los barquitos de tuñón contra el metal de espanto que abusó a Apollinaire
oh Lou que desamaste la eternidad de viaje
el palacio del exceso donde entró la sabiduría de Blake
el paco urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarle fríos de la época
mientras Roque Dalton trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba.

viernes, 1 de abril de 2016

CADA DIEZ AÑOS VUELVO







Cada diez años vuelvo. Salgo de mis raíces,
de mi niñez, y vuelvo hasta las últimas
estrellas. Soy del aire
y entro con él en toda la hermosura terrestre:
en el fuego, en el vino, en las espléndidas
muchachas. Soy el mismo
que silba su alegría en las radiantes
calles, el mismo príncipe y el mismo prisionero.  
Me pongo esta corona de diez años ardientes
-diez rosas ya resecas por las llamas
de mi cabeza oscura- y el gran público ríe
de la farsa y yo río con ternura,
pues mi fortuna es ésa: quemarme como el sol,
mi único rey, mi único padre.